lunes, 25 de octubre de 2010

Hablando de accidentes...

¿Que me dicen de los que ocurren en el subterráneo?...
Los invito a leer la siguiente pieza de narrativa breve que integra el libro que da titulo al blog, valga la redundancia que se sigue reiterando desde que comenzó el mismo, a modo de latiguillo infernal.

                                               Subtes D y A


Los gritos de horror resonaron en la Estación Bulnes del subte D.
Un hombre, yacía como un monigote desmenbrado entre las ruedas de la formación detenida.
El conductor se hallaba en el andén en evidente estado de shock.
El cadáver, vestido de saco y corbata, mediana edad y aspecto correctísimo, aún aferraba en su diestra un elegante portafolios de cuero, abierto.
Cuando la policía comenzó a buscar testigos, todos los que dijeron que se suicidó desaparecieron, incluso un individuo de unos 40 años, porte distinguido realzado por el traje posiblemente hecho a medida, que ascendió a la superficie y abordó un taxi rumbo a Plaza Once.
En la Estación Plaza Miserere de la Línea A-hora pico-un hombre mayor de aspecto atildado pareció entregarle un envoltorio cuando una formación se aproximaba, pero un leve empellón dejó un nuevo "suicida" en la red de subterráneos...
Las voces horrorizadas de la gente seguían siendo intensas cuando el sujeto ascendía a la superficie, similares a las escuchadas en la Estación Bulnes.
Encendió un cigarrillo y aspiró el humo con satisfacción.
Había comprobado que podía obtener diamantes de contrabando sin pagarlos...
Hasta le sonrió a una dominicana que le dijo:
- Hola, bebé...
 La morena pensó que raro que un tipazo de ese nivel saliera del subte en plena Plaza Once; de todos modos, excedía demaciado su habitual perfil de cliente y no insistió.

                                                 FIN

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