domingo, 11 de octubre de 2015

INFORMACIÓN SENSIBLE

 Los presentes en el transporte de pasajeros no superaban la docena, sumados quién conducía y un vendedor ambulante que cesó en su espiche, para escuchar atentamente lo que hablaba por celular un individuo sentado en los asientos posteriores del colectivo.
 Se trataba de un hombre muy gordo de mediana edad, profusa barba renegrida y tez cetrina, ataviado con ropa sport que denotaba calidad. Hablaba con voz tan estentórea, que parecía amplificada por algún dispositivo electrónico.
 El pasaje, parecía detentar un buen nivel socioeconómico y cultural, lo que podía justificar el estupor general ante lo que refería el gordo, aunque lo que exclamaba a viva voz, era proclive a concitar la atención incluso de la persona más desinformada sobre los asuntos actuales de la geopolítica.
 -¿Siguen bombardeando?...¿Cuantas rondas?...¿Cincuenta?...
 El gordo parecía conversar con alguién que se hallaba en el centro de los acontecimientos, por cierto, de inequívoca índole bélica.
 -Si..., sin duda, sus operaciones aéreas resultan tan masivas, que es inevitable un incidente de proporciones con la aviación militar turca, o sea, con la OTAN.
 En ese momento, el gordo prorrumpió en estridentes carcajadas, siniestras, por la connotación que adquirían en el marco de esa conversación telefónica móvil.
 -Claro: el peligro de la tercera guerra mundial..., superada la Guerra Fría del siglo pasado.
 Nuevamente, su risa retumbó en el colectivo como si sonaran las trompetas del apocalipsis. Estas jocosas intercalaciones, apenas interrumpían el dialogo con un interlocutor, que parecía testimoniar desde la geografía donde se desarrollaban los hechos mencionados.
 -¿Me decís que acaban de impactar formaciones de Al Nusra?..., maravilloso, que se jodan por no haber aceptado, como los de Ahrar al Sham, nuestra supremacía operativa y difusora de la verdadera fe.
 -¿Como?...¿Puede ser que lo hallan matado?..., de ser así, una gran noticia. Hassan Haj Ali, jefe de Liwa Suqour al-Jabal, fue entrenado por la CIA para combatir al dictador.
 Con algunos de nuestros enemigos, solo coincidimos en tener un enemigo común.
 Bueno, hermano, voy a concluir la comunicación porque debo proceder. Como te imaginarás, estoy rodeado de cruzados y de idólatras: todos son culpables aunque no lo sepan y ajenos a lo que será universal.
 Ustedes..., deben resistir en Al Shadadi y toda la provincia de Hasaka. Estoy con Ustedes, aunque me traslade por Quilmes, en una bella zona residencial.
 Dicho esto, accionó el timbre y descendió raudamente, en una demostración de agilidad que contrastaba con el sobrepeso que exhibía.
 Los integrantes del pasaje se miraron absortos, al divisar que el gordo ascendió a un automóvil que lo esperaba con el motor en marcha y que partió veloz, con chirrido de neumáticos.
 El colectivo apenas había reiniciado su recorrido, cuando un pasajero observó con inquietud rápidamente convertida en pavor, que el gordo dejó un envoltorio sobre el asiento que había ocupado; no le pareció casual, por lo que se abalanzó hacia la parte delantera del vehículo gritándole al chofer que lo detenga y accione la apertura de las puertas. El conductor, atento a la reglamentación de su trabajo, le respondió que faltaban cien metros para la siguiente parada.


                                                                      FIN