domingo, 26 de septiembre de 2010

HOY ME ENCONTRE CON FANEGAS...

Debo reconocer que mas allá de la mutua aversión, comparto con el susodicho inclinaciones literarias y estéticas que confluyen -no pocas veces- en una estimación común de determinados aspectos de la narrativa breve, que hasta este momento, signa Entre el Cero y la Zeta.
Fanegas me presentó un cuento breve de temática histórica nacional, que con su autorización verbal expongo a consideración de Vds., queridos candangueros y candangueras (¿Que entenderá el Exhumador de Bolívar por estas denominaciones?...), porque a mi parecer revela en su ceñida prosa , la matriz del hecho literario, su índole primera. Ahí va...

TOQUES DE CORNETA

El sol de la batalla, es tan inclemente como el mismo entrevero en el llano reseco.
Nicanor Gómez, adheridas las piernas a los flancos del caballo, la caronera en la diestra como si carne y metal fueran una sola pieza, escucha, cubierto de sangre propia y ajena, el toque de reunión que pone fin al combate: Vencieron..
Abrazado por la sed, se dirige hacia donde se halla el estandarte y se divisa a un triunfal Quiroga, adjudicando méritos y reconfortando a los heridos de la propia fuerza.
Nicanor Gómez sabe que cumplió. Avanza con el orgullo que emana del coraje ejercido, hacia el sitio donde se reparte agua en abundancia, el líquido de la vida.
Fue el General en persona quien le acercó una caramañola, palmeandolo en señal de aprobación  por su desenpeño, sin desmontar, entre los despojos de la lucha y el vuelo circular de los caranchos anhelantes de festín.
Atenuada la sed, escuchó el toque de degüello con otro ánimo, mientras veía que ya se arreaban a los vencidos desarmados, indefensos ante el sacrificio que se avecinaba.
Desmontó y se alistó para su parte en la faena, mientras silbaba la refalosa ...,entre sonrisas cómplices con el gauchaje vencedor, sus camaradas de armas.
Cuando despenó al primero, maniatado a la espalda, la cabeza torcida hacia atrás por quien lo aferraba de las crenchas, supuso que debía tener su misma edad, unos diez y ocho años; reparó en que era muy parecido a él, aunque peleara para los otros.No gritó al sentir el tajo, solo cerró los ojos como encomendándose a un Altísimo, que quizás en ese momento se acordara de el .
Hubiera preferido que balara como una oveja asustada...
De todos modos, pensó que para esto también había que tener coraje: ya sabía lo que le esperaba, si lo capturaban vivo en la próxima batalla...
Mejor es morir peleando..., consideró, pero también es cierto que podía quedar herido...
Cuando le abrió la garganta al siguiente-cumpliendo la consigna "no se toman prisioneros"-otra vez la sed era imperiosa;apuró el procedimiento aunque  perdiera en prolijidad, con lo que esto significaba para la víctima, pero solo deseaba terminar la tarea lo antes posible para beber nuevamente, sentir como pasaba por su garganta reseca el liquido de la vida,revelándole  que estaba intacta..., limpiando todo a su paso, trayendo alivio.
FIN

 Luego de esta muestra de narrativa histórica, recordando que existe una Orden de la Brillante Brevedad, no puedo menos que aplaudir la calidad de escritura de este sujeto.
La breve pieza refiere, con guiños al lector advertido, la épica  mas sangrienta de nuestras guerras civiles con el tono de la vivencia íntima, anestésica del horror.Por mi parte, digo, bien Fanegas, describís el período histórico tratado con un tono inquietante, como si lo hubieras vivido o quizás, presenciado...
¿En sueños?...¿Accedés a imágenes de vidas anteriores?...
Siempre me desconcertás, Alejandro , hacés que sume datos y el resultado otorga una cifra descompuesta.
De todos modos, el cuento es sumamente válido y te agradezco que me permitas su inclusión en el blog.
Te envío un cordial saludo y el deseo de que el diablo te siga teniendo en cuenta.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El Séptimo Día

Hizo estragos en el hormiguero con el soplete accionado a butano.Su reloj revela que son las 23:54 hs.
Las hormigas, enloquecidas, intentaban escapar del horror ígneo.
Prosiguió la tarea con funcional eficiencia, hasta el exterminio de la plaga que atacaba sus rosales.
Pero a una la perdonó, la que perdida la referencia de la especie, deambulaba sin rumbo ni objetivo a la luz de  una linterna .
Le dijo:
-Si fueras un humano estarías en riesgo psiquiátrico; supera tu circunstancia, esa es la clave de la supervivencia.
Miró su reloj, las 00:00 hs le indicaban que ya era domingo y se tiró sobre una reposera para descansar.          
                                                                    FIN

Espero...

...que la anterior pieza haya sido del agrado de Vds.; de no ser así, tampoco importa demaciado. Lectores y escritor continuaremos contribuyendo-en mayor o menor grado-al diseño de nuestro destino individual sin que tal construcción pueda verse afectada por la consideración favorable o desfavorable de un texto, pero, en mi modesta opinión, a veces una simple palabra puede derivar en CONSECUENCIAS TREMENDAS , no ya para nuestras existencias, sino para el destino de la especie.Por ejemplo, la palabra PROCEDA, en boca de algún lider de pais con poder nuclear. Es cierto, parecería un caso extremo, pero yo estoy convencido de que nadie es capaz de avizorar el extremo de una linea en el infinito...o a 200 mts.;mucho menos, de detectar ciertas señales extremas que pueden hallarse donde menos se las espera.
Por eso, no estaría mal leer la siguiente pieza.ATENCION.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El Maestro Alfarero

Bueno, mis queridos candangueros y candangueras-como dice el Bufón de Caracas en Twitter-ya presentado ante Vds., vamos a los bifes.
O sea, comienzo a emitir a través del presente blog, estas breves ficciones que exponen una realidad extensamente extraña: como Vds...
Para muestra vale un botón:
¡Se va la primera!...¡Adentro!...


El Maestro Alfarero

El individuo elabora alfarería con un torno primitivo; se prodiga en su tarea.
Torso desnudo, transpirado, bajo la escueta sombra de un árbol en el límite con el desierto.
Anudado a su cintura, usa un taparrabos de algodón crudo.
A unos pocos pasos de donde se haya, se yergue su choza con techo vegetal; apenas un rústico cobijo.
Una nube de polvo que indica presencia humana en movimiento, se agranda con extrema lentitud en la lejanía.
El individuo sigue trabajando sabiendo que tardarán en llegar.
El vellón de polvo sigue creciendo en el horizonte, así como avanza la obra del alfarero; se trata de un pequeño grupo escultórico.
Con el transcurrir de las horas, la obra pasó de la tosquedad a la definición de los detalles, mientras se van acercando los que vienen del desierto.
Se distinguen tres hombres provistos de armas de  obsidiana. Visten túnicas blancas, sandalias de yute trenzado y coloridos plumajes engarzados en sus cabellos.
Los atavíos son comunes a los tres.
Los acompañan otros dos que carecen de ornamentos y cargan una ligera impedimenta, en cestas aferradas con correas a sus frentes.
El proceso de ejecución de la obra y la llegada de los hombres, demandó una jornada, sólo interrumpida en ambos casos, para comer algunas cebollas, beber escasa agua  y mear, asentando fugazmente la arena que todo lo cubre.
Ya está próximo el crepúsculo, cuando los hombres se presentan ante el maestro alfarero que culmina su obra.
Uno de los guerreros se adelanta, mira brevemente al artesano y le hace un gesto con la diestra. El alfarero asiente.
Presuroso, se pone de rodillas y baja la cabeza.
El golpe del hacha es certero.
Lo ejecutó el guerrero de aspecto más joven. El que dio la orden ,asintió.
La cabeza se desprendió limpiamente y el tercer  guerrero la sujetó de los cabellos antes de caer, para depositarla en una de las cestas de los portadores.
 Luego de aprovisionarse de cebollas y agua, sin mediar palabra alguna, los cinco hombres comenzaron a desandar el tórrido camino
Sobre un tocón algo desnivelado, se hallaba la obra terminada.
Un guerrero decapitando a un individuo arrodillado con la cabeza baja - destacándose el detalle de esta a medio desprenderse- mientras otros dos observan la escena junto a un par de portadores.
                             FIN