jueves, 18 de julio de 2013

NI EBRIO NI DORMIDO

 Ni bajo los efectos del alcohol ni de los sueños.
 La sobria vigilia que se considera percepción inequívoca de la realidad, era la que se hallaba viviendo, pero...
 La araña que estaba próximo a matar, con la indiferencia aplicada a la eliminación de especies inferiores, semejaba apelar a su misericordia.
 Las patas se plegaban en actitud de súplica e increíblemente, poseía fisonomía; una especie de diminuto rostro devastado por el dolor.
 El hombre, sostenida la pantufla con la diestra y presto a exterminar a la alimaña, creyó vacilar, pero se repuso de inmediato.
 La incredulidad ante lo que se presentaba a sus ojos y la vergüenza, que tal visión le provocaba, por ser ejecutor privilegiado por fuerza y estatura, así como la imposibilidad de huida de la víctima señalada, hicieron que descargara el calzado con suela de goma sobre el arácnido con desesperada violencia. No le preocupó enchastrar la pared con los restos de la pequeña criatura, algo que con anterioridad hubiera evitado.
 Pensó que no se trataba simplemente de aplastar un insecto, sino de ejecutar un acto de entidad superior, específicamente, destruir una amenaza al pleno uso de sus facultades mentales.
 Salvaguardar su cordura.
 De todos modos, cuando se calzó la pantufla y detectó una cucaracha que parecía observarlo sonriente, como burlándose de su necedad, comprendió que no sabía lo que estaba ocurriendo, pero comenzó a sospechar que su lucha ya era inútil.

                                                                                 FIN
 

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