martes, 3 de julio de 2012

A LA LARGA, TODOS SOMOS BOLETA...

 El "Flaco", comprendió el sentido de la frase emitida por el tipo que lo apuntaba.
 Alguna vez compartieron birras y porros; quizás le quería transmitir un consuelo casi póstumo, como las condolencias al propio muerto. Un: lo siento, no se trata de nada personal.
 Era cierto, él se quedó con un vuelto menor de una transa, que aún lo tenía encima, pero la banda de los peruanos no daba posibilidades de restituir lo tomado. Había que aplicar un castigo ejemplificador, disuasorio de posibles transgresiones futuras; cualquier miembro podía ser elegido para ejecutarlo.
 Antes de la detonación, en un instante inmedible, el "Flaco" interrogó a su dios, sobre la equidad de las oportunidades en el reino de este mundo. En su caso, nunca una ventaja, por lo que aunque a la larga todos somos boleta, él ya lo era a la corta, antes de la mayoría de edad.
 Caído en el pasillo barroso de la villa, sufría el dolor de la herida mientras escupía sangre y rencor.  Supo que moriría sin que nadie tomara venganza; sin que su ausencia importara.
 Cuando su respiración ya se interrumpía, quiso rebelarse a la respuesta divina, nebulosamente entrevista, de que ya no había más tiempo para él; de que eso fue todo, para sus diez y seis años.

                                                                 FIN

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