viernes, 10 de mayo de 2013

ADOLECER AL EXTREMO

 Quizás sea propio de cierta edad buscarse a uno mismo.
 Si bien este concepto no es totalizador, implica a la adolescencia, la época de adolecer, como la escena paradigmática de esta figura-si se quiere-retórica.
 El peligro de la búsqueda de uno mismo, en la etapa en la que la crueldad hacia la propia persona brota como el acné primaveral, concierne al hecho de hallarse y cesar la exploración. De creer en tal culminación vital, como también se puede creer en haber accedido a la verdad revelada, a la cifra cósmica, a lo que interrumpirá la sucesión de manoseos y desconciertos.
 Octavio Birlekof, 16 años, argentino nativo, estudiante en el Nacional Buenos Aires, hijo de padre psicoanalista y madre arquitecta-ambos ejercen-y cuyo hermano mayor estudia física nuclear en el Balseiro, interpretó que finalmente se halló a si mismo.
 La consecuencia de ese encuentro metafórico-en un contexto familiar de contención intelectual y economía resuelta-fue consumado en la estación ferroviaria Belgrano R, colisión de cuerpo contra metal mediante.
 El muchacho explicitó sinteticamente, la índole de esa búsqueda concluida, en una única carta, dirigida a una compañera de curso que le despertaba sentimientos no del todo claros.
 A la misma accedieron sus padres y el juez interviniente en la causa, caratulada como SUICIDIO DE MENOR.
 En papel tamaño A4 y manuscrita, decía...
 Ayelén:
 No se si te amo o te odio..., pero ya no importa.
 Me encontré a mi mismo: este es el resultado.
 Chau.
 La firma, remitía a los caóticos monogramas grafiteros, plena de significados intransferibles.

                                                                 FIN

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