jueves, 20 de septiembre de 2012

LA BRISA DE LA LIBERTAD

 No le asombró salir de la prisión y no hallarla esperándolo, era obvio que sería así, aunque ella le hubiera aportado alguna esperanza telefónica.
 Aspiró hondo la brisa de la libertad..., pero no obtuvo regocijo.
 Se dio vuelta para ver desde afuera, la mole granítica que lo albergó hasta ese momento, antes de iniciar la caminata rumbo a la parada del autobús, sabiendo que seguía prisionero. Aunque podía ir adonde quisiera y hacer lo que le viniera en ganas, su condena seguía vigente, desconociendo el término de la misma; hasta podría ser perpetua.

                                                                     FIN

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