martes, 12 de febrero de 2013

DANIEL GIRIBALDI

¿Fui amigo de ese hombre?...
 No. Una noche, por el '71, transitamos veredas gastadas, con una verba creativa de versos y atinadas observaciones, de ingesta de vino y ginebra en bodegones e incidentes próximos a las trompadas.
 Digamos que lo sentí camarada, a pesar de los años que me llevaba, de que me aventajaba en patear veredas y frecuentar bodegones; también en detectar, tras una mirada femenina, intensiones, que quizás estallarían como olas contra  murallones, con estruendo y espuma derramada.
 No lo volví a ver y fue poco lo que escuché de él.
 Por los insondables meandros de la memoria, su nombre se me apareció y me enteré de su temprana muerte-quizás producto de su bohemia irreductible-de que ya pasaron diez y nueve años del suceso, de la calidad de su métrica lunfarda, tanguera sin ser tango sino soneto; de su erguida expresión introspectiva, aunque escarbe en zonas bajas de la porteña identidad.
 Va este versificado homenaje:

                                                              DANIEL GIRIBALDI
                                                                                                In memoriam.                

 Porque fuiste un púa en el cemento
 Caballero de la estrofa rantifusa
 Mento tu alegría sin excusa
 Tu verso de mugre y firmamento

 Hace casi veinte años fue tu raje
 Te colgaste del bondi de la muerte
 Sabías de las trampas de la suerte
 Y encaraste como guapo ese viaje

 Hoy despabilo tu recuerdo
 Entre las rimas
 La ginebra, las putas y el acuerdo

 Que sostuviste con Dios que es más que sabio
 Aún confundido entre los locos y los cuerdos
 Para que no te falten los gomías y el escabio.



                                                                          FIN

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