¿Fui amigo de ese hombre?...
No. Una noche, por el '71, transitamos veredas gastadas, con una verba creativa de versos y atinadas observaciones, de ingesta de vino y ginebra en bodegones e incidentes próximos a las trompadas.
Digamos que lo sentí camarada, a pesar de los años que me llevaba, de que me aventajaba en patear veredas y frecuentar bodegones; también en detectar, tras una mirada femenina, intensiones, que quizás estallarían como olas contra murallones, con estruendo y espuma derramada.
No lo volví a ver y fue poco lo que escuché de él.
Por los insondables meandros de la memoria, su nombre se me apareció y me enteré de su temprana muerte-quizás producto de su bohemia irreductible-de que ya pasaron diez y nueve años del suceso, de la calidad de su métrica lunfarda, tanguera sin ser tango sino soneto; de su erguida expresión introspectiva, aunque escarbe en zonas bajas de la porteña identidad.
Va este versificado homenaje:
DANIEL GIRIBALDI
In memoriam.
Porque fuiste un púa en el cemento
Caballero de la estrofa rantifusa
Mento tu alegría sin excusa
Tu verso de mugre y firmamento
Hace casi veinte años fue tu raje
Te colgaste del bondi de la muerte
Sabías de las trampas de la suerte
Y encaraste como guapo ese viaje
Hoy despabilo tu recuerdo
Entre las rimas
La ginebra, las putas y el acuerdo
Que sostuviste con Dios que es más que sabio
Aún confundido entre los locos y los cuerdos
Para que no te falten los gomías y el escabio.
FIN
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