viernes, 6 de abril de 2012

LA DIESTRA DE ONÁN

 Tenía su palma peluda.
 No se trataba de historia bíblica, sino de lo que el padre Casimiro le repitió a él y a todos sus condiscípulos, durante el tiempo que cursó el bachillerato, como alumno pupilo, en un célebre colegio religioso.
 El sacerdote, por otra parte, su confesor, consideraba la autocomplacencia sexual como un impulso demoníaco, que nos acercaba a la teoría del impío Darwin por su peor vertiente, la del mono.
 De hecho, tal práctica, común en la adolescencia, a él le provocaba cierta manifiesta repulsión, que aún a sus veinte años continuaba vigente, habida cuenta de que era preceptor en la institución educativa.
 El padre Casimiro interpretaba que la misma fornicación, era un pecado menor, comparado con el vicio de Onán, verdadero productor de granujientos y de idiotas -en el sentido científico de la palabra- así como generador de haraganes y de delgados enfermizos, débiles de espíritu y flojos.
 Por lo mencionado, él trataba de nublar en su mente los deseos lujuriosos que se le aparecían con recurrencia. De hecho, un par de veces asistió a un burdel como para higienizar los sentimientos y los ensueños lascivos, estos últimos, ingobernables.
 El resultado no fue el previsto, por lo que tenía en mente contraer matrimonio lo antes posible, cuando pudiera ascender en la escribanía en la que pronto ingresaría a trabajar. Esperaba que los tiempos fueran más tranquilos, luego de la reciente revolución del Parque de Artillería. A su vez, debía poner empeño en conseguirse una novia.
 Con este propósito en mente, entró al baño de profesores -él tenía permiso de acceso- a los fines de vaciar su vejiga.
 Cuando lo vio al padre Casimiro con la sotana levantada y el miembro en la diestra, que se movía con rítmico frenesí, quedó como paralizado por el estupor.
 El eclesiástico, tranquilizó su conciencia mediante la palabra:
 -Hijo, ante la vista de los otros no es lo mismo..., le dijo, mientras sin dejar de menearse la verga se le acercaba peligrosamente.

                                                                   FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario