lunes, 2 de abril de 2012

EL HOMBRE QUE ESTÁ MAS SOLO QUE NUNCA

 El hombre, parado en esa esquina céntrica, miraba su reloj repetidamente.
 Los transeúntes de ese sábado por la noche lo circundaban en jóvenes grupos vociferantes, novios adolescentes practicando el exhibicionismo ingenuo de su pasión, parejas maduras de carácter reservado; también, algunos adultos mayores, quizás añosos matrimonios, que presentaban cierta adustez en el semblante.
 Como señal de la época, circulaban muchos individuos jóvenes-de ambos sexos-exponiendo profusos tatuajes, gente de aspecto marginal que podría no serlo, algunos gays y lesbianas demostrando públicamente su afecto, deseo o ambas pulsiones a la vez.
 El hombre, periódicamente, llamaba desde su celular.
 En esos momentos gesticulaba nervioso, como si quien oficiara de interlocutor lo importunase.
 Luego, guardaba el equipo en el estuche y seguía esperando con impaciencia.
 Tarjeteros de diversa laya, le entregaron ilusiones impresas de placeres deslumbrantes, modicamente rentados.
 Las tomaba, pero las guardaba en un bolsillo del pantalón sin siquiera mirarlas.
 Era obvio, que tales visitas no se hallaban en sus planes.
 Observó la persecución policial a un arrebatador, que parecía algo drogado. Esposado por la espalda, boca abajo sobre la vereda, el tipo comenzó a hacer bardo, amenazando a los uniformados con llevarlos ante los tribunales de La Haya.
 Alrededor del capturado se formó un corrillo no muy numeroso, que se disolvió con breves comentarios, cuando fue ingresado a un patrullero que partió raudo y con sirena, como si hubieran detenido a un criminal buscado por Interpol.
 Un sujeto muy perfumado-con ostensible fragancia femenina-se ubicó a su lado, sonriendole.
 La respuesta gestual del hombre, hizo que se retirara.
 Se podía interpretar que su espera, no se orientaba hacia esa tendencia.
 También recibió un par de miradas sugerentes de profesionales del sexo ambulante-mujeres y travestis-que no fueron respondidas con aceptación.
 Sin duda, no le interesaba la propuesta.
 Sus conversaciones telefónicas cada vez eran más frecuentes y prolongadas, habida cuenta que hacía más de dos horas que se hallaba en esa esquina.
 Por más que ahora las efectuara a viva voz, a nadie le interesaba el fisgoneo auditivo de escuchar lo que decía.
 Por cierto, parecía un tiempo excesivo de espera, si era su interlocutor telefónico el motivo de la misma.
 Próximo a que se cumplan tres horas de estar apostado en el mismo lugar, el hombre prendió un cigarrillo con un encendedor descartable.
 Con paso algo cansino, abandonó la esquina céntrica para ingresar a una pizzería ubicada a pocos metros, luego de darle una larga pitada al cigarrillo, que de inmediato, arrojó a la calzada.
 El local se hallaba colmado de público.
 Un mozo, que debía lidiar con una bandeja cubierta por una grande de jamón y morrones y cuatro chopps, tuvo que desplazarse de su recorrido para que el hombre pudiera entrar al baño de caballeros.
 Había varios varones utilizando los mingitorios, de todos modos, el hombre se dirigió a un compartimiento con w.c. y trabó la puerta.
 Transcurrieron apenas segundos, cuando el estampido de un disparo-arma de grueso calibre-estremeció a los displicentes orinadores, incluso, cortándole el chorro a más de uno.
 Afuera del baño, el silencio se instaló en el amplio salón.
 Pasados unos minutos de generalizado estupor, el adicionista se dirigió al toilet e intentó, sin resultado, abrir el compartimiento.
 No insistió.
 Desde un inalámbrico, llamó al 911.


 Después de forzar la puerta, la policía ingresó donde se hallaba el cadáver del hombre, sentado sobre el inodoro.
 Uno de los efectivos, reparó en un detalle que le pareció curioso:
 Caído sobre el piso de baldosas en damero, se hallaba un teléfono celular, como si el hombre hubiera intentado hablar por el mismo antes de efectuar el disparo con el que puso fin a su vida.
 Cuando lo recogió, observó que carecía de batería. La misma, no pudo ser hallada entre los efectos personales del occiso.


                                                                      FIN

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