viernes, 20 de enero de 2012

No se me ocurre que decir sobre la siguiente pieza de narrativa breve...

Me hallo perplejo.

                                                        LA IMAGEN TERMINAL

 Fue una sensación breve, de inusual intensidad:
 Detectó en el semblante de ese individuo, los razgos contraídos por el espanto de aquellos que sufrieron muerte violenta: la faz de esos cadáveres.
 Él conocía  el tema. Como policía retirado, más de una vez observó la gestualidad detenida en el instante atroz e inapelable.
 Pero ese tipo que usaba anteojos bifocales, estaba vivo.
 Descendió del subte tras él.
 ¿Olfato policial?..., más bien, interés casi filosófico de un sujeto perceptivo, burilada su personalidad por una brillante carrera profesional en el área de la investigación criminalística.
 Sin ser forense, tantas veces se encontró en muda interrogación ante restos humanos como buscando un entendimiento oculto, no racional, que le permitiera develar lo último que quedó impreso en la retina de esos muertos, o sea, la figura de sus victimarios o el momento preciso de la circunstancia accidental.
 El policía no habría hecho una cuadra tras ese hombre de anteojos, cuando lo vio cruzar la avenida con luz roja para los peatones:
 Quién conducía el Chevrolet Vectra no lo pudo esquivar y lo elevó por sobre su capot, haciendo que cayera sobre el asfalto de modo brutal, para seguidamente ser arrollado por un  taxi que le pasó por encima.
 Hubo choques casi en cadena, frenadas bruscas, conductores desesperados maldiciendo a ese demente y a la puta suerte que les tocaba, gente absorta, automovilistas preocupados por ópticas rotas.
 El policía retirado corrió hasta donde se hallaba la víctima, que estaba tendida sobre el pavimento en una postura distorsionada, no natural, que revelaba el carácter de desnucada por los golpes recibidos. Los ojos desorbitados parecían mirar el cielo; las gafas destruidas se hallaban alrededor, esparcidas en fragmentos.
 El veterano comisario mayor descubrió, perplejo ante la evidencia, que el cadáver exhibía el mismo semblante de mudo horror, que observó a bordo del subte cuando el individuo estaba vivo.
  ¿Lo estaba?...,pensó, sin atreverse a cerrar esos ojos que ahora parecían interrogarlo a él.

                                                                     FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario