domingo, 20 de noviembre de 2011

¿Quienes son los que nos rodean en nuestros viajes en subte?...

 ¿Quienes son nuestros vecinos de la cuadra?...
 Están invitados a leer...


                                                          LA MARCA DE LA BESTIA
 
 La Agencia lo consideraba el mejor:
 El más confiable en la identificación, el más veloz en realizar la evaluación de nivel in situ y comunicar los resultados, el más apto para resguardarse de las reacciones hostiles.
 Su tarea era ímproba:
 Circular por las calles como peatón inadvertido, hasta dar con alguno de ellos y verificar su filiación positiva, de ser así, informar a base el nivel de peligrosidad detectado, lo antes posible.
 Los identificables, podían ser de edad y sexo indistinto, aunque se registra tan solo un par de casos de niños marcados.
 Con una media de seis horas de actividad diaria de lunes a viernes-para sábados, domingos y feriados hay franqueros-podría detectar un  caso cada dos meses, en promedio, pero un mes de hace unos años ubicó a cuatro de nivel alfa. En esa oportunidad, la Agencia estableció alerta roja, previendo que algo atroz podría ocurrir, pero todo prosiguió con la consabida habitualidad.
 Las reacciones hostiles, se dan cuando el sujeto de filiación positiva detecta-a su vez-al identificador, por algo parecido a un efecto rebote.
 Ante esta circunstancia, el agente se halla expuesto a cierto ataque psíquico, que le provocará fuertes neuralgias o estados de abatimiento que aunque transitorios, pueden generar agudas descompensaciones anímicas en el afectado.
 Estos resultan ser los síntomas conocidos y debidamente categorizados.
 Por lo que el desconcierto de la Junta de Examinación designada por la Agencia, es mayúsculo, al no percibir nada de esto en la actitud de su mejor agente, que a pesar de ello, exhibe diferentes alteraciones en su comportamiento identificatorio, que implican algo grave, dada la posición que ocupa en la estructura operativa.
 La Junta, formada por expertos-que no son identificadores-interpreta que su mejor agente podría dar filiación positiva, pero no lo puede confirmar dado que quienes se hallan innatamente capacitados para descubrir tal condición, individuos que se pueden contar con los dedos de una mano, afirman que su compañero conocido como "el mejor" sigue siendo el que era.
 La máxima autoridad de la Junta dijo que el agente en cuestión, contrajo la membresía por conversión,
aunque hasta ese momento se consideraba que la misma se hallaba incorporada desde el nacimiento y se manifestaba en el final de la adolescencia, que era cuando resultaba detectable para el reducidisimo cuerpo operativo de calle.
 Ante esta situación, en la Agencia entraron en pánico, al considerar que todos los identificadores podrían estar confabulados por padecer la misma condición que el mejor.
 La angustia de los integrantes del estrato jerárquico-los únicos con acceso a la información sensible-se traduce en que los que portan la marca de la bestia, la llevan impresa en caracteres invisibles y se confunden con el resto de la humanidad que los ignora.
 La falta de respuesta identificatoria, podría dejar a la sociedad inerte, a merced de los marcados, incapacitada para discernir entre los unos y los otros o como diría Discepolo, todos revolcados en el mismo merengue...y aunque en otros tiempos pudo ocurrir, sin duda, esta vez sería peor.
 Mucho peor, habida cuenta de que toda nueva versión, resulta corregida y aumentada.

                                                                              FIN

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