lunes, 16 de septiembre de 2013

TANTA LLUVIA

 Inicialmente, fue la alegría de detectar que al fin, los procedimientos chamánicos para producir lluvia dieron resultado.
 Quién la propició, se sentía satisfecho al observar el alborozo de su pueblo, las danzas de agradecimiento ejecutadas por hombres y mujeres empapados con regocijo, ante la plenitud dispensada por el agua vital caída del cielo.También, el sacro respeto a su persona: el reconocimiento de su poder.


 Cuando la lluvia se convirtió en indetenible, cuando la aldea se anegó y torrentes de agua se llevaron ganado, provisiones, enseres y gente, con la fuerza de una inundación extrema que cubría con líquido todo lo que tuviera perfil, el chamán supo que algo había fallado.


 Frente a los cuatro hombres armados con cuchillos de obsidiana, que lo responsabilizaban por lo ocurrido, conjeturó en silencio previendo su próximo fin.
 Interpretó que el centro del problema teologal, no era que el dios escuchara las rogativas del intermediario entre él y los demás humanos, sino que pudiera dosificar sus fuerzas cuando por principio, el dios era toda desmesura. De todos modos, el chamán fue acuchillado hasta la muerte, por provocar un daño aún mayor que la sequía previa.

                                                                        FIN 

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