domingo, 13 de marzo de 2011

Los sex shops se han difundido con fuerza en las últimas décadas...

¿Son confiables?...
Les recomiendo leer la siguiente pieza de narrativa breve que pertenece al libro que titula el blog.
Se denomina:

                                                            SEX SHOP
"¿Qué puede llevar a un individuo a comprarse una muñeca con fines sexuales?...
En fin, dejémosle esto a los sexólogos, pero en el caso de este tipo el motivo es muy claro:
Su tendencia a la necrofilia, a penetrar carne muerta.
No puede o no se atreve a acceder a la misma en términos reales", interpreta el vendedor del sex shop, que se involucra en los gustos de sus clientes solo hasta hallar lo que estos quieren.
Hombre de consolidada edad madura, le dice a sus amigos refiriéndose a su clientela:
-Por mí pueden hacer de su pito un culo y del forro de sus pelotas una tabaquera...
No vendía muchas muñecas inflables, por eso se sintió satisfecho cuando cerró la venta con un comprador que adquirió el modelo Luxury, de vagina prensil.
El argumento del cierre de la operación fue el siguiente:"siempre virgen".
Se adapta al miembro que la penetra y configura su diámetro de modo envolvente. Placer garantizado.
El comprador se fue con su adquisición, envalada en una caja en la que nadie repararía.

El tipo no puede sacar su pene de la muñeca.
Ya está flácido, pero la vagina inanimada lo ciñe como un anillo de hierro.
Rigor mortis..., piensa.
Esto le motiva una nueva erección y eyacula nuevamente.

Ya es terror, nada de placer.
Ha despedazado a la muñeca, pero la vagina artificial está estrangulando su miembro: lo está emasculando.
El sujeto grita atrozmente, ya sin cuidarse de los vecinos; pierde el conocimiento entre espasmos de dolor.

El vendedor del sex shop recibe un llamado del importador de las muñecas:
-(...), me llamaron desde Beijing para que las retire del mercado por un defecto de fabricación. Se las paso a buscar, le devuelvo su dinero y le doy un plus del 20% por las molestias ocasionadas. ¿Vendió alguna?...
En segundos, el vendedor pensó una pequeña argucia ventajosa:
-No, pero faltaba una en la entrega, ya le iba a avisar...
-Ningún problema, le agregó en la devolución el importe de la que pagó de más...
El vendedor concluye la comunicación más que satisfecho. Musita para sí:
Al final, es como si hubiera vendido dos.
¡Soy un gran comerciante!...el pajero que compró la defectuosa no creo que reclame porque le daría vergüenza.

                                                                       FIN

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