EL PATRÓN ES INCORRECTO, aparece en la pantalla de su smartphone de baja gama.
Piensa que la advertencia ya es tardía: el patrón yace en un charco de sangre en el depósito trasero del maxikiosco suburbano, al lado del arma homicida, el cuchillo Tramontina con el que lo degolló desde atrás y por sorpresa, cuando lo halló en conversación telefónica con su esposa.
Intenta nuevamente y envía el mensaje a Gisela, de 18 años al igual que ella, residente en San José de Perico: no voy a abortar creí en su amor
FIN
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